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8 DE MARZO

El Día Internacional de la Mujer Proletaria

No es el Día de la Mujer Burguesa

"‘¡El orden reina en Berlín!’ ¡Estúpidos secuaces! Vuestro ‘orden’ está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror vuestro: ¡Yo fui, yo soy, y yo seré!"
        ROSA LUXEMBURGO

El 8 de marzo tiene una connotación mundial como la celebración del Día Internacional de la Mujer, en la que se homenajea a la mujer en general, fecha publicitada por los medios de comunicación burguesa y grupos sociales afines desvirtuándose de esta manera el día y sus orígenes que se remontan a los episodios de lucha de la mujer proletaria contra el régimen de explotación asalariada, en la que muchas de ellas arriesgaron y perdieron su vida.

 

Detrás del 8 de marzo hay una historia de luchas y de revoluciones. Una huelga protagonizada por proletarias del sector textil que exigía la reducción de la jornada laboral, fue fuertemente reprimida, hecho sucedido el 27 de septiembre de 1909, en Nueva York. El incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist Company donde murieron 123 mujeres, obreras de la cofección, demostró la crueldad de las codiciones laborales, sucedido el día 25 de marzo de 1911. Estas obreras en 1910 habían protagonizado la primera huelga llevada a cabo exclusivamente por mujeres en demanda de mejoras en su situación laboral. La decisión de convertir esta fecha en una conmemoración internacional fue de la comunista Clara Zetkin, dirigente del movimiento alemán de mujeres socialistas, propuesta presentada en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, antecedente en el día de la mujer que las socialistas estadounidenses llevaban celebrando desde 1908, elevando la reivindicación política del derecho de las mujeres a votar. En 1914, a propuesta de las mujeres proletarias alemanas el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se conmemoró por primera vez el 8 de marzo en Alemania, suecia y Rusia. Pero fue la Revolución Proletaria Rusa de 1917 la que influenció a todos los niveles el Día Interacional de la Mujer Proletaria; en el año 1917 las mujeres rusas se amotinaron ante la falta de alimentos, dando inicio al proceso revolucionario que acabaría en la Gran Revolución Proletaria de Octubre. Los sucesos del 8 de marzo de 1917 fueron los que hicieron que el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se pasara a conmemorar sin más cambios hasta la actualidad el 8 de marzo.

 

El antecedente del 8 de marzo del amotinamiento de las mujeres rusas en la revolución bolchevique de octubre de 1917 fue precisamente lo que haría del 8 de marzo el día de conmemoración del Día Internacioal de la Mujer Proletaria. Pero este hecho fue silenciado por el mundo proletarista a través de la ONU a partir de 1975, desvirtuando esta fecha y su significado para la liberación de la mujer proletaria. Hoy engloba más que una conmemoración una celebración, tratandose de que no se vea la lucha de clases entre la mujer proletaria y la burguesa, sino a partir de un feminismo sin clases reividicando a la mujer en general desconectada del mundo laboral, productivo y de sus codiciones de existencia. Cuando hoy le toca un doble papel a la mujer proletaria, en la producción y en la reproducción, persiste las codiciones de explotación y pobreza, sumado a su papel en el hogar objeto de maltrato y machismo por parte de la sociedad patriarcal proletarista. Mientras por el otro lado la mujer burguesa y pequeñoburguesa de la sociedad proletarista disfrutan de la plusvalía y de la riqueza de mercancías que las mujeres proletarias producen como esclavas asalariadas.

 

En general, el 8 de marzo se ha convertido en un día donde domina la frivolidad, la mujer es objeto de esporádicos halagos con entrega de flores y demás baratijas mientras es sometida a las más oprobiosas codiciones de vida material en una sociedad donde reinan las mercancías. Las mujeres asumen la resposabilidad de su hogar en las peores condiciones, muchas veces desempleadas, al igual que sus compañeros, viven el calvario de ver a sus hijos pasar hambre y necesidades, por otro lado las rigurosas jornadas de trabajo y su precariedad, asumiendo muchas veces solas la crianza sus hijos; sin contar las violencias de toda clase y que tienen que ver con este régimen injusto. Mientras por el otro lado las burguesas y pequeñoburguesas disfrutan de la comodidad del hogar, con sirvientas y empleadas a sus órdenes, adquiriendo toda mercancía que les plazca, ostetando y despilfarrando, o en sus oficinas de burócratas de turno, mandando, diriguiendo o como un eslabón en la maquinaria del Estado proletarista garantizando la permanencia del régimen y el adormecimieto de las masas proletarias a través de la instrucción y de la represión, siempre perfumadas y encopetadas. 

 

Queda por lo tanto recuperar esta fecha para las mujeres proletarias, trabajadoras, recuperando su significado de lucha por la liberación total de la mujer en compañía del hombre proletario, como fue su origen y denunciar las diferencias sociales que existe entre una mujer que produce, trabaja y la otra que sólo hace es apropiarse, usar lo producido sin trabajar, ni producir nada, luciendo y ostentando, en compañia del hombre burgués y pequeñoburgués. 

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