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DECLARACION POLITICA

 

¡Aquí, Partido Comunista Proletario Colombiano! En la sociedad proletarista de hoy se requiere que sean los proletarios quienes rebasen la anarquía de la producción social y ejecuten eficaces, sólidas y sostenidas medidas políticas, económicas, sociales e ideológicas en el despliegue de la sociedad comunista, de un estado de la conciencia evolucionada, desarrollada, avanzada, de una revolución comunista.

     En el plano donde se ha movido y se mueve el "hombre económico", "la sociedad humana", "la producción social", siempre ha estado operando una forma específica de obtención y creación de bienes y objetos determinados en dirección al uso y consumo por parte de los diversos miembros, estamentos, clases, de todas las comunidades del mundo y en cada uno de los modos de producción  por los que han transitado en los que la lucha de clases es la fuerza motriz del desarrollo de estas formaciones socioeconómicas antagónicas, para el paso de una a la otra y para la revolución social al adoptarse la forma superior de la lucha, la política y  cuando su solución afecta en definitiva los intereses de clase y al poder estatal.

     Primitivos pobladores –los hombres- entraron en contacto y entablaron relaciones socioeconómicas de intercambio agrupados ya. El nivel de las fuerzas productivas era muy bajo. En tales condiciones pudo haberse considerado como admisible algún grado de pobreza en los humanos. Posterior a esta fase incipiente del desarrollo social surgen formas económico-sociales y políticas más complejas. La ciencia lo estudia. Engels dice: "No hay socialismo moderno sin esclavitud antigua" (Anti-Dühring). Al reflexionar sobre el problema de las bases de la futura sociedad comunista y cuando aún no se emprende el camino por esta amplia calzada debe transitarla el agente natural como dirigente político: el proletariado. En esta larga travesía se destacan los rasgos específicos   de la política del proletariado en esa dirección como pionero al adoptar la forma de partido político, tomando el toro por los cuernos, sumiéndose en las más diversas actividades políticas transformadoras de la sociedad. La práctica sindical es una mera ilusión y un espejismo; aporta a la utilidad del burgués, y si ésta puede contribuir en algo, lo será para derrocar a la burguesía actuando como clase beligerante con su propaganda programática, metódica, y sin que constituya un hecho original pues lo único diferente es que son en realidad tareas políticas, organización política del proletariado, con fines y objetivos propios. Quiere el proletariado asumir la distribución de todo lo producido por él. Al tiempo que "los pueblos del mundo" le dan una mirada, pasan revista al proletariado, y es tal el sesgo que casi nadie ve proletarios por ninguna parte y más bien, como en simbiosis, el “pueblo” faculta, le favorece la viabilidad al Estado burgués-terrateniente como en la alianza con la pequeña burguesía a lo Petro la que monta alharaca y saca pecho como criados concertados, hacedores del amo burgués de la riqueza producida por los proletarios, legitima la explotación de los asalariados.

     Y en una consideración digna de ser aberrante la intelectualidad pequeñoburguesa “progresista” se sume en posiciones tangenciales respecto al problema político de la lucha de clases del proletariado contra la burguesía. No llegan al meollo del origen de la ganancia, de la riqueza y del poder de la clase burguesa sobre el conjunto de la población oprimida. No penetran ni se comprometen en la situación o solución de la liberación del proletariado, no le meten muela; no mencionan la lucha principal entre proletarios y burgueses ni la alientan, la hacen que pase desapercibida, la silencian, la ocultan ni tampoco la importancia del proletariado como clase revolucionaria y como sepulturero del proletarismo; hecho que “permanece sepultado bajo un arrume de sedimentos ideológicos”. Dan rodeos, giran en torno suyo, no se inmiscuyen en el problema de la explotación del proletariado ni ponerle fin, no pretenden resolver la cuestión, no se impregnan del asunto y mejor se hacen hábiles en la sutileza, en lo superficial y la maniobra, y se revuelven en la trivialidad de la institucionalidad burguesa proletarista, la que promueven. Esto demuestra a las claras que nunca fueron transparentes en sus propósitos escudándose y mimetizándose en lo social con trapacería lo que no debe ocurrir en la actividad política del Partido Comunista Proletario Colombiano. Esta pequeña burguesía repta, dobla la cerviz, se prosterna como guardianes de los burgueses propietarios de dinero, de su capital monetario.

     La propia realidad estriba en el poder político del que el proletariado no lo tiene en ningún lugar del mundo. El socialismo actual es otra manera de manifestarse la dialéctica burguesa que da a conocer los obstáculos del sistema burgués proletarista cuya noticia del mismo oculta la explotación asalariada y aunque sin proponérselo tiene obligadamente que reproducir economía de éste tipo y aislar a los proletarios de la actividad política   con paraísos irreales apartándolos de la revolución proletaria comunista.

     Los revolucionarios luchan por derrocar el Estado burgués-terrateniente en todos los sitios donde esté instaurado y por establecer relaciones económicas y sociales comunistas. Hay que generar nuevas consignas: "¡A conducir   implacable a la burguesía al trabajo productivo!" "¡A liquidar las mercancías letales!" y muchas más que deberán abstraerse del mundo real.

      “Mercado laboral”; trivial, sarcástico, crudo  concepto de la teoría económica burguesa –Genofonte en la antigua Grecia para referirse a sus esclavos en sus notas  contables eran consignados con expresiones como “ganado esclavo” o “instrumentos parlantes”-; “mano de obra” a la que aún hoy aluden incluso despectivamente algunos revolucionarios es la mismísima fuerza de trabajo, el capital variable, la inversión y desgaste de energía física e intelectual del productor de bienes materiales, de riqueza económica: la clase del proletariado sojuzgada y oprimida, espoleada,  esquilmada por la clase de la burguesía. De esto trata Carlos Marx en sus obras y el marxismo consecuente. Al no deslindarse de tan marcados conceptos los hacen suyos y se apartan de la necesidad de derrocar a la burguesía en el poder.

      La parodia popular. Es una nueva manifestación del oportunismo populista liberal campesino de izquierda, el progresismo pequeño-burgués aceptado y reforzado con asentimiento por burgueses y terratenientes, alianza burgués-terrateniente-pequeñoburguesa. Gobierno del “Pacto histriónico” de Petro en Colombia. Es de suyo conocido que es una alternancia de sumo agrado de la Casa Blanca éste progresismo con lo que sale ganancioso los monopolios transnacionales de las potencias industrializadas. Esta parodia popular es una metamorfosis política en la que se absorbe y consume fuerza de trabajo proletario en la producción de riqueza que va a parar a manos de las clases que no la producen en la que se captura y secuestra a los productores directos de bienes materiales y toda iniciativa revolucionaria de éstos y las masas oprimidas; se recluta, se copta para el servicio de los burgueses a proletarios avanzados y revolucionarios de segunda para integrar el ejército de capataces políticos histriónicos, gamonales y demagogos de izquierda apostados incluso en los aparatos del Estado burgués-terrateniente. Y lo más notorio es la pretensión de fungir como adalides de una posible revolución pequeño burguesa qué al igual que la burguesa arrastre tras de sí al proletariado para tal fin como una reedición de esta especie y a la vez machacarle al oído el aforismo “quién no conoce la historia está condenado a repetirla” por si no lo sabe. Le repite la lección. Pero quién intenta aleccionarle no es más que un simple criado, un hacedor con sueldo que concierta con el amo burgués la manera de explotar eficiente al proletario; lo introduce en la “revolución a cuenta gotas”, “por etapas”, “peldaño a peldaño” temerosos de la violencia revolucionaria de clase, de masas que proporciona la historia de la humanidad que derriba todo el andamiaje y estructura del Estado burgués, condenándolos a la pasividad y la resignación. Y coronando la tramoya a nivel regional y local ahora se alternan cada determinado tiempo el poder terratenientes, burgueses y pequeñoburgueses estos últimos con diverso ropaje tomando el timón para recomponer el sistema burgués proletarista cuando su crisis amenaza su existencia o el colapso; luego burgueses y terratenientes retoman el mando para saquear de nuevo y enriquecerse aún más verbigracia Brasil, Ecuador, Argentina y en esa ruta Chile, que puede manifestarse en Venezuela y Bolivia, y otros países del mundo.

      “Asegurar elevadas ganancias a los monopolios proletaristas más importantes” son las formulaciones del keynesiano y es por ello que el progresismo sufre y no por la situación de miseria de los proletarios, al éstos enfrentar serias dificultades que rompe el “tejido social” burgués, por las pérdidas en las crisis y más si son del imperio yanqui al que el petrista embajador colombiano en Washington le tiende la mano de “aliado especial estratégico”.  De este tipo es la “revolución” de la que los proletarios aprenderán, la enseñanza reservada del “manejo del poder” desde los instruidos académicos pequeñoburgueses profesionalizados que saltan con suma facilidad e hipócritamente de un puesto a otro en los órganos del Estado burgués-terrateniente y sin que ello redunde a favor de la toma del poder por la clase del proletariado.

      El partido político del proletariado en ciernes es ocultado y resulta más sonoro referirse a las empresas buguesas, a los dueños de los monopolios, de los consorcios, de las trasnacionales, a la cantidad y calidad de las mercancías antes que, a su mismo creador, al proletariado. Pues claro. La fuerza de trabajo, el proletariado, es una mercancía que encierra más valor del que cuesta al concluir el proceso de producción, crea valor, plusvalía, y por tanto debe pasar desapercibida pues de lo contrario el sistema no funciona como lo es en verdad.

      Pero en todo caso se tiene que reflexionar. Con el salario mínimo los proletarios apenas subsisten en el sistema, es poco lo consumido por ellos de la gran producción total; extendido este racero al resto de la sociedad la riqueza acumulada estaría siendo superflua a no ser que la sociedad entera se ponga de acuerdo sobre qué hacer con ella. En tales circunstancias, ni la cantidad ni la calidad de los productos importan, pero sí al burgués explotador de hoy. Como también hubo tiempos en que los humanos no poseyeron en propiedad tan siquiera una puntilla.

     Convendría hacer un alto en el camino y balancear el pasado para asumir el futuro con certidumbre. Ahora bien, a un hombre humanamente consciente no puede llegar a cautivarlo, por mera convicción, el desarrollo proletarista tal como se manifiesta en la realidad. Como clase el proletariado no ha presentado la aspiración, la pretensión política del poder para pasar al comunismo. La representación hecha de él por otras organizaciones entre ellas el otrora Partido Comunista no lo hizo apto para la revolución perdiendo cohesión y coherencia en el tiempo. Incluso interés. Lo mismo que no se le puede endilgar o cargar sobre sus espaldas responsabilidad alguna por las orientaciones erradas emitidas por sectores “revolucionarios” de partidos y organizaciones de “izquierda” que pretenden “enderezar su rumbo”. Le interesa al proletariado poner punto final al modo de producción actual, la forma como se ha venido produciendo hoy; en nada parecido a la actividad pseudorevolucionaria de algunos sectores reformistas, socialistas burgueses.

     El proletariado productor de mercancías tiene que llegar a una condición en la que él mismo pueda determinar su política ya que la sociedad comunista son las medidas adoptadas por él y puestas en ejecución; son la revolución comunista proletaria. Debe asegurarse el botín que ha forjado con la constitución y leyes de su propio Estado pues éste botín, las fuerzas productivas y sus productos, se lo disputan toda la clase burguesa y sus aliados para poseerla y pasar a la opulencia mientras que los mismos proletarios productores directos del sustento y los bienes materiales viven todo el tiempo rayando en la miseria. Es el sistema donde tiene que producir el proletario. Es un cambio en las relaciones sociales de producción. En la transición al comunismo los proletarios no producen para burgueses individuales movidos por la competencia; produce ya para la sociedad comunista. Aquí el Estado Comunista proletario es el propietario de todos los medios de producción, de las fuerzas productivas incluido el nuevo elemento productivo: la burguesía como clase de modernos y desarrollados asalariados. Todo lo movido en los procesos productivos y tecnológicos debe ser transferido por la sociedad a manos del Estado Comunista proletario. Un solo patrón dirigiendo: el proletariado comunista. La existencia de propietarios individuales de los medios de producción al margen de las directrices del Estado comunista proletario y por ende unos hombres sometiendo a explotación a otros para expropiarles lo producido constituirá delito grave que se penaliza con privación de la libertad en prisión. Entre tanto sin que la revolución proletaria comunista se presente o se consume, en el proletarismo los proletarios deben luchar contra la expansión del dominio del plustrabajo o plusvalor sobre la fuerza de trabajo o capital variable y en lo posible hasta lograr eliminar la diferencia y con más veras hoy si el desarrollo productivo, científico y tecnológico lo favorecen.

     Sin el poder político directo el proletariado no puede llevar a efecto ningún cambio o modificación o transformación revolucionaria porque sin él no puede resolver, definir o decidir nada; sin él, está refundido. Solo el proletariado y el poder conquistado, puede ponerles fin a las conmociones sociales.

     Ya no puede delegar sus propósitos y tareas. Muchos declarados socialistas y similares siguen legislando y regulando la economía en favor de la burguesía proletarista y su capital, construyendo infraestructura para formas y modelos del sistema sin innovación revolucionaria, presas del pánico cristiano. Dirigentes socialistas y reformistas en el poder no se parecen en nada a los proletarios, no se refieren a ellos para nada, su lenguaje es el mismo molde burgués y lo diluyen en el "pueblo" oponiéndolo al "poder popular" en el que tienden a encajarlo cual lecho de Procusto. Estas talanqueras las debe saltar el proletariado, pues en la realidad existen proletarios, burgueses, terratenientes, campesinos, pequeñoburgueses, lumpen y más sectores sociales.

     Para derrotar el proletarismo y sus potencias mundiales hay que instalar en el poder en todas partes al proletariado revolucionario para que garantice la supresión paulatina del régimen de explotación asalariado y su no retorno; el desligamiento de los poderes regionales y locales con los monopolios de la burguesía central de los países altamente desarrollados.

      La liberación de la clase obrera es obra de la clase obrera misma y consecuente con este precepto entra en actividad el Partido Comunista Proletario Colombiano como acto de liberación social y económica, y superación del estado de animalidad hacia la sociedad comunista. Es la lucha política directa, abierta del proletariado como partido revolucionario contra la clase opresora: la burguesía proletarista.

      Hay un momento en la historia de definiciones revolucionarias que son leyes objetivas en que cambia todo. Ya no es lo que antes; no habrá socialistas que pongan a trabajar a otros para lucro personal bajo ningún pretexto pues si ocurre es en la práctica un bárbaro burgués que no logró superar la prehistoria, o también, un pequeño burgués dispuesto a administrar bien la riqueza que amasa el burgués hasta el infinito. Los proletarios reclaman todo porque todo les es suyo; todos los medios de producción- sin perder de vista los fenómenos graduales, evolutivos, necesarios, como triunfos efímeros no definitivos-, incluida la tierra; todo el poder político sobre toda la economía social, la dirección económico-social de todos los procesos; no cualquier dádiva, cosa o bagatela. Se orientan los proletarios por liberar a toda la sociedad de la forma actual de producir los bienes materiales.

     Para fines organizativos cada miembro del Partido es el Partido mismo en el lugar donde esté, con autonomía; la agrupación se constituye mediante convocatoria en órgano de consulta, para planes de trabajo, balances y decisiones trascendentales. Como órgano de dirección habrá uno por espacio geográfico determinado por los estatutos aprobados por la cumbre del partido. El Partido ejerce influencia sobre la organización que promueva a manera de comité político social de carácter amplio. Es decir, la creación de una compleja red de organizaciones sociales para estos fines concretos.

Partido Comunista Proletario Colombiano

DIRECCIÓN COLEGIADA GENEERAL

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