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Editorial

Noviembbre 1° de 2022

¿Paz total o etérea?

Una serie de fotografías que muestra a los proletarios oprimidos y el señor Cepeda  buscando reconciliación.

“La violencia es la partera de la historia” “La violencia es la partera de toda sociedad vieja preñada de una nueva. Ella misma es una potencia económica”–Marx (La llamada acumulación originaria). O sea, está indisolublemente ligada a la sociedad. Está ahí inmersa, implícita acompañándola para cuando la sociedad eche mano de ella. Espartaco es su exponente en Roma al mando de doscientos mil esclavos sublevados cuando en esa sociedad esclavista se tuvo que echar mano de la violencia para derribar ese imperio. Y no solo fue este levantamiento de esclavos. Las insurrecciones campesinas en Europa hicieron mella. ¿Cómo entonces liberarse la sociedad de la violencia si está ahí con ella, “sangre de su sangre”? El problema es que este concepto pertenece a la dialéctica revolucionaria de Marx, además es motor y acelerador de cambio y desarrollo. Ahí es cuando la reacción termina por no aceptarla como es y luchando en su contra como lo hacen con la ley del valor y de la plusvalía, poniendo un velo en las masas; también es un problema mear fuera del pote cuando se quiere hacer pasar un crimen corriente por violencia revolucionaria de masas. En 1789 aparece de nuevo esta particular y acuciosa partera en la parturienta Francia para instalar en el poder a la burguesía que venía luchando teórica y prácticamente contra el régimen servilista monárquico absolutista y en la que se arrastra consigo al proletariado usándolo para este fin. Se derriba el poder imperial y se pasa por la guillotina a Luis XVI y nada de esto pudo evitarlo, impedirlo o detenerlo la moribunda sociedad que acababa de sucumbir ni ninguna ley que penalizara el advenimiento de la revolución política burguesa para demoler las instituciones medievales ante el nuevo agente social de la producción que ahora se ponía al frente del Estado burgués proletarista, la burguesía.

   Surge y aparecerá cuando la sociedad lo requiera. Una y otra vez. Con los bolcheviques en Rusia contra el zarismo. En la república popular China; en donde se le necesite al dar a luz la consolidación de una nueva sociedad, un nuevo modo de producción social.

    La ley es una medida política. Es decir, es una normativa escrita, una directriz, una idea, un concepto teórico por lo alto con lo que se han puesto de acuerdo y se plasma la voluntad de determinados individuos y en este caso colombiano de la clase burguesa proletarista y aliados, económicamente dominante para alcanzar un objetivo concreto para la propia defensa de sus intereses mezquinos.

     La “paz total” erigida en ley trocada en “ley de orden público” es esa misma voluntad sellada por los amos, dueños, propietarios privados y de dinero o quienes ocupan el poder dejando expreso en la práctica cual impronta la penalización y sanción de la insurrección, de la rebelión de la clase oprimida y explotada para cuando quiera liberarse de las cadenas de la ignominia que le somete, alzarse en armas contra el Estado secular. Si fuesen los tiempos de Simón Bolívar que guerreó violentamente contra la monarquía española para liberar el continente de colonialistas estos mismos señores lo habían desollado o descuartizado como a José Antonio Galán jefe de la insurrección comunera por la corona española. Bajo esta premisa el mismísimo Estado se convierte en una forma organizada de violencia con los medios y aparatos represivos de que dispone, el ejército, la policía, las cárceles, la justicia burguesa, la iglesia como instrumento ideológico contra el proletariado que produce los bienes materiales y las masas trabajadoras que viven en situación de miseria por las mismas condiciones del régimen imperante. Los rusos, soviéticos en la época de gobierno de partido comunista y de guerra fría promovieron la coexistencia pacífica y la distensión internacional y hoy los vemos involucrados en una guerra ya perfilada en el plano internacional y prácticamente vuelta mundial y con la amenaza del uso de la fuerza nuclear a raíz del resurgimiento del fascismo. Un ejemplo bastante importante para quienes se empeñan en borrar y liquidar, sacar de la historia utópicamente la palanca de la violencia que remueve todo cimiento socio-económico anacrónico y obsoleto y más aun a sabiendas de que el proletarismo tampoco puede ser la cúspide de la sociedad ni su fin último.

   Y lo que hoy llaman “producción legislativa” proveniente de las “alturas” chorrea sangre y miseria de su violencia sobre las masas oprimidas en contraposición a la producción de todos los bienes materiales, la riqueza social que crea el proletariado esclavizado y que arroja sistemáticamente a las manos de su verdugo burgués apropiándoselo gratuitamente mediante el saqueo y la esquilmación sostenido por el régimen salarial. Dicha “producción legislativa” en ninguna parte habla de sacar al proletariado de su situación de esclavo asalariado.

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