top of page

Editorial

NI ESTADO NI GOBIERNO PROLETARIO (II)

Agosto 25 de 2022

El ESMAD atropella, eliminan contrincantes y funcionarios militares reciben condecoración presidencial.

A tan solo unos cuantos días de la posesión del señor Petro y la conformación de su gobierno se ve claramente el rumbo que seguirá el Estado burgués-terrateniente. La conformación del gobierno con individuos de orígenes y vinculados a los partidos tradicionales liberal-conservador, a la política tradicional, indica que en la práctica está funcionando el “Acuerdo nacional”, “gobierno de todos”, alianza burgués-terrateniente-pequeña burguesa petrista sobre la base de echar adelante la recomposición del régimen  burgués-terrateniente a través de unas pequeñas modificaciones en las políticas públicas dirigidas en última instancia a recuperar, y someter a reconocimiento la legitimidad institucional del Estado.

     De “odiado opositor” -Petro-, quién a la sazón sostenía un frenético enfrentamiento con el Estado burgués, ahora, aferrado al poder del Estado asume su nuevo rol como eficiente y buen administrador de los negocios de la burguesía nacional y sus aliados. Los empresarios y sus organizaciones gremiales, so capa de contradictores avalan seguros de sí sus políticas verbigracia los grandes banqueros (ANIF) e industriales (ANDI), y los militares al unísono marchando presurosos juran obediencia y lealtad a su jefatura. Ese presagio ya presumía una transición tranquila como anunció y deseó su antecesor, el señor Duque.  

    Sin embargo, las maniobras burocráticas de Petro, el acomodamiento de las fichas en los organismos rectores del Estado, evidencian las mismas prácticas politiqueras, corruptas, de clientelismo que tanto aborrecen las masas. Prácticas que en campaña como candidato prometió erradicar de la vida pública. La componenda, la manguala, fue la manera expedita para que el señor Petro tuviera Contralor General de bolsillo, ajustado a la voracidad burocrática de sus aliados politiqueros y para tranquilidad suya de que no lo molestarán en sus movidas con el erario. El mito de la tridivisión de poderes (Montesquieu), los famosos “pesos y contrapesos”, son solo ideología para justificar la existencia de esta democracia de clase burguesa, que no es más que la dictadura burguesa de clase sobre la clase del proletariado o clase obrera.

    El señor Petro, junto a la cuadrilla de la cúpula militar  prevé ejercer la fuerza del Estado contra todo lo que no esté en el marco de la reproducción del régimen de acumulación de capital es decir, lo que él llama democracia. El juramento religioso a la constitución política burgués-terrateniente y a sus leyes es una clara confirmación de su sumisión a ese Estado, y hará todo para defenderlo de quienes se atrevan a cuestionarlo, es decir la clase antagónica –el proletariado- para quien el Estado es solo un aparato represor que garantiza su explotación, su esclavización y que ve como única opción para su liberación futura la destrucción de aquel. Con una gigantesca fuerza –la gavilla al proletariado- letal, armada y de policía de alrededor de 450.000 miembros, la segunda de mayor tamaño de América Latina, gracias al militarismo criollo, a la alianza con el imperialismo yanqui, y al conflicto armado con las guerrillas el señor Petro al lado de su ministro de defensa en relación a tamaña máquina de guerra contra el proletariado, se apresta a aceitarla, a repararla, a limpiar su imagen, el lastre de su constante violación a los DDHH, a pretender legitimarla en las masas trabajadoras y proletarias por su desprestigio a raíz del papel jugado junto con el paramilitarismo en las masacres, asesinato, desaparición, y desplazamiento de cientos de miles y millones de pobladores colombianos. Ahora la gendarmería, sus sabuesos polizontes batirán sus bolillos y los descargaran con violencia “humana” en las espaldas de las masas movilizadas; será la seguridad “humana” que ya anuncia el general comandante jefe de su policía, claro, con nueva “pinta”, con nueva imagen, con cambio de color. Petro le cambiará al ESMAD su aspecto, solo su “pinta”, escuadrón antidisturbios a quien la población odia por su brutalidad contra los manifestantes, la juventud, los estudiantes y trabajadores  movilizados. Una promesa incumplida de Petro y de sus parlamentarios acólitos seguidistas cuando prometían en los paros y la campaña política la eliminación de este escuadrón. El escuadrón saca ojos, quizá con otro nombre, estará ahí dispuesto, con tanquetas, gases, con las “venom”, esperando  la orden para dispersar toda inconformidad, toda protesta contra este régimen. Petro no puede deshacerse del aspecto represor del Estado porque juró defenderlo, y el Estado es fundamentalmente fuerza desnuda de una clase contra otra, en este caso de la coalición burgués-terrateniente-pequeña burguesa contra las masas proletarias y populares. Con la seguridad “humana” Petro tendrá a su disposición el descomunal aparato represor del Estado burgués para lanzarlo contra las masas proletarias.

       Con la crisis económica en ciernes, la inflación, el desempleo, pobreza y miseria el gobierno de Petro se apresta a dirigir sus esfuerzos en materia fiscal a la recaudación de dineros a través de los impuestos mediante una reforma tributaria, con mensaje de urgencia al congreso. Reforma que “sugiere” el FMI para ajustar las finanzas estatales a la conocida “regla fiscal”. Controversial como ha sido dicha reforma tributaria y con el interés que despierta en diversos sectores políticos fundamentalmente del lado del “progresismo” la defienden como progresiva y necesaria para el Estado y las políticas sociales. Imbuidos en la economía burguesa no acatan a discernir la naturaleza de los impuestos como apropiación de plusvalía y sueñan con la ilusión de que puede haber alguna justicia redistributiva a través de la política fiscal. El Estado es funcional al modo de producción capitalista que persigue la extracción de plusvalía y la acumulación de ganancias; sin embargo, a pesar de su intervención en la economía no logra evitar los ciclos recurrentes de las crisis. Con el poder del Estado burgués el gobierno “progresista” no se apartará de las ya conocidas recetas en materia fiscal; ajuste fiscal, y seguimiento a las pautas monetarias del Banco Central.

   De otro lado los nuevos delfines “progresistas” de la “izquierda” se aprestan a seguir cercando al proletariado. Con su afán pequeñoburgués anclados a la pequeña producción desde el gobierno y órganos del Estado difunden la idea falsa de que el desarrollo, el futuro del país está en el campo, en la ruralidad, un movimiento populista campesino liberal como dominio del escenario político que lo impregna todo de ideología pequeñoburguesa. Para estos emergentes de la política reciente todo lo que está diseñando el gobierno Petro es plausible porque según ellos es sinónimo de cambio. Esta “izquierda” obvia contra toda evidencia el dominio del mercado capitalista en el campo, las leyes mercantiles capitalistas y el dominio de la ciudad sobre el campo. Aun cuando saben que es una alianza con la burguesía nacional no escatiman oportunidad para engrupir, engañar a las masas proletarias y crearles ilusiones, esperanzas de una mejoría en sus condiciones de vida.  

C+V+P.png
bottom of page