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Literatura

 

 

Karl Heinrich Marx Pressburg

MARX

 

POESÍA

 

Como FLAMAS creadoras una vez VERTIDAS

corrieron hacia mí desde tu PECHO,

moviéndose desde lo alto ellas remontaron

y las estreché entre mis brazos.

Como EOLO BRILLÓ tu forma.

Con suavidad se ampara el FUEGO,

con ALAS de amor.

Vi el BRILLO y oí el sonido

de los cielos barriéndose en la distancia,

se levantan y se hunden,

se hunden, pero también rugiendo en lo más alto.

Entonces cuando la inerte contienda se calmó

el júbilo y el gozo hicieron la música que estreché.

Anidando cerca de las suaves formas

se detiene el alma, en desencadenadas palabras

de mi imagen de navegante

por tu tan INFLAMADO amor.

Limbos de amor, por el espíritu liberado

RESPLANDECEN OTRA VEZ

EN SU PECHO creador.

Federico Engels

ENGELS

POEMA (1)

 

Pero  el que más a la izquierda avanza, a grandes Zancadas, es  Oswald, chaqueta gris, calzones color canela -color canela pordentro, también-; Oswald 

Montagnard

de pura cepa, vestida la zalea, aborrascadas las greñas. Un instrumento tañe, y es la guillotina en que sin descanso viene tañendo una cavatina; sin cesar atruena el canto infernal, y la tonada 

sin cesar ruge y resuena:

A las armas, ciudadanos! ¡Formad vuestros

                                                       batallones...

¿Quién es el que avanza luego con estrépito

                                                             salvaje?

Un moreno muchachote de Tréveris, un auténtico Monstruo, avanza, sin pararse, a grandes saltos  avanza y truena, lleno de ira, como si quisiera asir la vasta lona del cielo y a puño traerla a la tierra, ambos brazos extendiendo a todo lo ancho del aire, el recio puño cerrado, blandiéndolo sin descanso, como si diez mil demonios tirasen de su chaqueta.

Vladimir Ulianov Ilich Lenin

  LENIN

Borrascoso año aquel. Los Huracanes sobrevolaban
El país entero. Se desataban los nubarrones,
Sobre nosotros se precipitaba la tempestad, y el granizo y el trueno.
Heridas
Se abrían en los campos y en las aldeas bajo los golpes del azote terrestre.
Estallaban los rayos, los relámpagos redoblablan violencia. 
El calor quemaba sin piedad, los pechos estaban oprimidos 
Y el reflejo de los incendios alumbraba 
Las tinieblas mudas de las noches sin estrellas

Trastornados los elementos y los hombres, 
Los corazones oprimidos por una inquietud oscura, 
Jadeaban los pechos en la angustia, 
Resecas las bocas se cerraban.
Mártires por millares han muerto en las tempestades sangrientas.
Pero no en vano han sufrido ellos lo que han sufrido y la corona de espinas.
En el reino de la mentira y de las tinieblas; por entre esclavos hipócritas
Ellos han pasado como las antorchas del porvenir.
Con trazo de fuego, con un trazo indeleble,
Ellos han grabado ante nosotros la vía del martirio,
Y en la carta de la vida han estampado el sello del oprobio 
Sobre el yugo de la esclavitud y la vergüenza de las cadenas
El frío arrecia. Las hojas se marchitan y caen 
Y cogidas por el viento se arremolinan en una danza macabra.
Viene el Otoño gris y pútrido, 
Lagrimeante de lluvia, sepultado de barro negro...
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